POEMA DE MIO CID

El nuevo trabajo del blog será un COMENTARIO DE TEXTO. Las pautas para un comentario de texto aparecerán en una nueva entrada. En ésta lo que aparece es el texto que tenéis que comentar: un fragmento del Cantar I del Poema de Mío Cid en una versión al castellano moderno.

Tenéis que entregarlo antes del LUNES 16 de DICIEMBRE a última hora de la noche.

De grado le albergarían, mas ninguno se arriesgaba:

que el rey don Alfonso al Cid le tenía grande saña.

La noche anterior, a Burgos la real carta llegaba

con severas prevenciones y fuertemente sellada:

que a mío Cid Ruy Díaz nadie le diese posada,

y si alguno se la diese supiera qué le esperaba:

que perdería sus bienes y los ojos de la cara,

y que además perdería salvación de cuerpo y alma.

Gran dolor tenían todas aquellas gentes cristianas;

se escondían de mío Cid, no osaban decirle nada.

El Campeador, entonces, se dirigió a su posada;

así que llegó a la puerta, encontrósela cerrada;

por temor al rey Alfonso acordaron el cerrarla,

tal que si no la rompiesen, no se abriría por nada.

Los que van con mío Cid con grandes voces llamaban,

mas los que dentro vivían no respondían palabra.

Aguijó, entonces, mío Cid, hasta la puerta llegaba;

sacó el pie de la estribera y en la puerta golpeaba,

mas no se abría la puerta, que estaba muy bien cerrada.

Una niña de nueve años frente a mío Cid se para:

"Cid Campeador, que en buena hora ceñisteis la espada,

sabed que el rey lo ha vedado, anoche llegó su carta

con severas prevenciones y fuertemente sellada.

No nos atrevemos a daros asilo por nada,

porque si no, perderíamos nuestras haciendas y casas,

y hasta podía costarnos los ojos de nuestras caras.

¡Oh buen Cid!, en nuestro mal no habíais de ganar nada;

que el Creador os proteja, Cid, con sus virtudes santas."

Esto la niña le dijo y se volvió hacia su casa.

Ya vio el Cid que de su rey no podía esperar gracia.